El término “clásico”, según el Diccionario de la Lengua Española, posee varias acepciones que genéricamente se refieren al espacio de tiempo de mayor plenitud de una cultura, y específicamente a determinados periodos de la historia de las civilizaciones griega y romana antiguas. En un sentido cultural, el adjetivo “clásico” se refiere de algo que no se aparta de las reglas establecidas por la costumbre y el uso, esto es, por la tradición. En relación con esta última acepción, el término “clásico” se ha sustantivado y viene incorporando durante los últimos años, por causas que se refieren principalmente a un uso partidista difundido desde los medios de comunicación de masas, un nuevo significado concreto en España: la disputa de un encuentro de fútbol entre los dos principales equipos de la liga española: el F.C. Barcelona y el Real Madrid, en un ejemplo sobre la construcción intercultural y subjetiva de los significados.
Hoy en día resulta innegable la gran influencia social que un espectáculo deportivo concreto, el fútbol, ejerce sobre un gran número de culturas en todo el mundo. En España, esta influencia puede observarse especialmente durante la disputa de un “clásico”, cuando muchos individuos en diversos contextos aprovechan el evento para reunirse en grupos de interés y establecer una serie de relaciones sociales. Durante el presente estudio etnográfico pretendo analizar, a través del estudio de un caso concreto, algunas de estas relaciones con el objetivo de establecer las distintas funciones sociales que se derivan de la celebración de este tipo de eventos.
El estudio fue realizado en Badalona, ciudad del entorno metropolitano de Barcelona que forma parte del cinturón industrial de la capital catalana y que históricamente fue una de las urbes receptoras de los flujos poblacionales y migraciones que, por causas diversas, se produjeron en España desde la postguerra y hasta prácticamente la década de 1980. Los individuos analizados constituyen un heterogéneo grupo humano en cuanto a su parentela geográfica, puesto que, aunque todos nacieron en Cataluña, la mayoría son descendientes de familias originarias de diversos lugares del territorio español.
El evento se celebró en el domicilio de R.R., en un distrito del extrarradio de la ciudad, quien acoge al grupo de interés en toda ocasión que se celebra un encuentro deportivo con la institución barcelonista como protagonista, domicilio y grupo humano que categorizaremos aquí como de prácticamente “peña barcelonista” no oficial, no institucionalizada si bien, su mismo carácter de no oficialidad permite la asistencia de algunos individuos seguidores del equipo rival, el Real Madrid. En primer lugar, en la reunión por “el clásico” observé diferentes elementos, frecuentes en este tipo de eventos sociales y con un marcado significado simbólico que trataré de desentrañar progresivamente, como las banderas, los uniformes o las bebidas alcohólicas, que ayudan a reforzar el sentimiento de colectividad y los lazos de afecto entre los asistentes, aunque pertenezcan a equipos rivales.
La celebración de espectáculos deportivos es una práctica que se viene realizando de forma generalizada a lo largo de la historia, cumpliendo una serie de funciones sociales. En la Grecia clásica, por ejemplo, los juegos olímpicos constituían, entre otras cosas, una preparación para el ejercicio de la guerra, en cuanto a los participantes; un importante evento ritual de carácter religioso, para las instituciones organizadoras y los asistentes al evento; o un intervalo de paz y seguridad para todos los habitantes de la Hélade en general, con la proclamación de la conocida “tregua olímpica”. En Roma, los espectáculos de gladiadores eran promovidos desde las más altas instituciones políticas fundamentalmente como medida de descarga de las tensiones sociales.
Continuará...