lunes, 4 de julio de 2011

Arte y mitología en Mesopotamia


Mesopotamia, el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates, en el actual Irak, nunca fue una unidad política al estilo de Egipto. Mientras que la egipcia fue una cultura muy homogénea tanto étnica como culturalmente, la mesopotámica se caracterizó por una heterogeneidad étnica y una homogeneidad cultural. Sumerios, acadios, babilonios, asirios, caldeos o persas, todos tuvieron sus momentos de esplendor a lo largo de la historia, pero la literatura, los mitos y creencias religiosas originales se transmitieron sin substanciales alteraciones de una nación a otra a través de los siglos. Por ello, aunque fijaré la mirada en asirios y caldeos para comentar su panteón religioso y sus mitos, el hecho de que la raíz de esta religión ya proviniera de los tiempos de los sumerios, a finales del IV milenio a.C., permite ilustrarla en un sentido más general.

En Asiria y Babilonia existieron dos tríadas básicas de divinidades, recogidos desde los antiguos tiempos de Sumer y Acad, la tríada de los dioses cosmológicos y la tríada de los dioses astrales .

Dioses cosmológicos:

- Anu es el dios del cielo, en origen la divinidad suprema. Era adorado en la sumeria ciudad de Uruk, pero su culto fue suplantado por el de su hija Ishtar, ya que Anu es un dios oculto que no se preocupa de los asuntos terrenales y humanos.

- Enlil es el dios de la tierra. Se le veneraba en Nippur. Es una divinidad a menudo iracunda a quien se atribuye la catástrofe del diluvio.

- Ea es el dios del abismo, de las aguas primordiales sobre las que flota el mundo. Es también la divinidad patrona de las ciencias, de la sabiduría y la inteligencia, un héroe civilizador y protector de la humanidad.

Dioses Astrales:

- Sin, dios de la Luna venerado en la ciudad de Ur, era considerado también un dios de sabiduría. Se le representa como un hombre casi anciano, con una larga barba de lapislázuli, tocado con una tiara y con una luna creciente. También era un dios del tiempo porque regulaba el calendario lunar.

- Shamash, dios del sol, simbolizaba la justicia y era el guardián de las leyes.

- Ishtar era la personificación de la fertilidad y la fecundidad. Era diosa del amor pero también de la guerra.

Durante las épocas asiria y babilónica cobraron relevancia dos nuevas divinidades, que no existían durante el periodo sumerio-acadio, consideradas de tipo “políticas”, ya que Marduk, divinidad local de Babilonia, fue elevado a la categoría de rey de los dioses. Marduk es un dios civilizador, patrón de la medicina y la magia y protector de la humanidad. Junto a él, Assur, divinidad local de la ciudad asiria del mismo nombre, también fue elevado al rango de divinidad suprema cuando Asiria se convirtió en un imperio poderoso.

En cuanto a los mitos mesopotámicos, dos son tal vez los más importantes: el Poema de la Creación y la Epopeya de Gilgamesh.

- El Poema babilónico de la Creación , conservado en siete tablillas procedentes de la biblioteca de Assurbanipal, último “gran rey” asirio que gobernó entre 669 y 627 a.C., en Nínive, narra la cosmogonía, la creación del universo, las luchas entre dioses por la supremacía y la creación del hombre.

 
- La Epopeya de Gilgamesh, cuyo origen se remonta al III milenio a.C., durante el periodo sumerio, la obra más conocida de la literatura mesopotámica, narra las aventuras del rey de Uruk con su amigo Endiku durante una serie de expediciones heroicas. De regreso a Uruk, la diosa Ishtar trata de seducir a Endiku y, al verse rechazada por él, los dioses decretan su muerte. Gilgamesh emprende entonces la búsqueda de Utnapishtim, ancestro lejano que sobrevivió al diluvio universal y que conquistó la inmortalidad. Tras un arduo viaje, el héroe encuentra a su ancestro, quien le muestra que para conquistar la inmortalidad deberá hallar una planta milagrosa en el fondo del mar. Gilgamesh encuentra la planta, pero una serpiente se la roba. Como consuelo, consigue de los dioses que al menos el alma de Endiku pueda regresar brevemente al mundo de los vivos para conversar con él. Endiku describe el lúgubre reino del inframundo y el poema finaliza con un abrumador pesimismo hacia el más allá.
 
Continuará...

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