Existen tres concepciones básicas
sobre el conocimiento. La primera es heredera de la Ilustración y se basa en la
confianza en la racionalidad, en que existe y es posible llegar a un
conocimiento objetivo, válido y universal que se obtiene y profundiza aplicando
básicamente el método científico hipotético-deductivo. Bajo esta perspectiva,
el proceso de enseñanza y aprendizaje se centra en una recepción y acumulación
por parte de los alumnos de un tipo de conocimiento inamovible e impersonal,
que es transmitido por un grupo de especialistas, utilizando un tipo de
discurso explicativo-narrativo, caracterizado por una estructura lineal y
coordinada centrada en aportar definiciones o clasificaciones, o un discurso
explicativo, que expone y relaciona hechos, comportamientos y resultados. Nuestros
sistemas educativos actuales continúan basándose fundamentalmente en este
modelo.
La
segunda concepción, de tipo re-conceptualista, comprende el conocimiento como
una construcción individual resultante de la percepción y la interpretación que
de la realidad se representa cada persona. Esta visión, si bien acepta un alto
grado de relativismo, no niega la posibilidad del conocimiento, ya que parte de
la base de que existen un alto número de conceptos comunes entre las personas
en un mismo contexto cultural, por lo que el conocimiento puede ser contrastado
utilizando el método inductivo. La didáctica que se desprende, con carácter
comunicativo, se centra en la figura del estudiante, quien debe implicarse en
su propio aprendizaje, quedando el profesor relegado a una figura auxiliar
limitada a motivar al estudiante, ayudándolo a reinterpretar los hechos y
cuestiones derivadas de su percepción. Es la postura adoptada por la mayoría de
sistemas de enseñanza alternativos que suelen etiquetarse bajo la premisa de “educación
en libertad”.
La
tercera concepción considera, superando la visión objetiva sobre el
conocimiento pero también la percepción del constructo personal, que éste es
construido en el interior del contexto social y, como producto histórico, se
encuentra sujeto al cambio y la interpretación. Son las urgencias sociales las
que definen las preguntas y respuestas a las que la ciencia trata de dar
respuesta en cada momento y, como éstas pueden resultar muy condicionadas desde
las estructuras de poder, la ideología o el conocimiento que se tiene en ese
momento, lo que se pretende es la construcción de un conocimiento crítico
continuamente revisado, ya que desde esta percepción el acto de conocer se
relaciona con la acción y la modificación de la realidad social existente. Bajo
esta perspectiva, la didáctica pretende establecer un proceso dialógico entre
profesores y estudiantes que, a través del lenguaje, la reflexión crítica y el
cuestionamiento del saber-sabido, permita una construcción conjunta de nuevos
modelos o esquemas de procesamiento de la información.
Aprender
no es acumular conocimiento. Bajo esta premisa constructivista, el aprendizaje
se produce como un proceso continuo donde el estudiante construye el
conocimiento a través de la interacción con el medio socio-cultural donde se
sitúa. El cerebro y la memoria no son acumulativos, es decir, los conocimientos
que se tratan de aprender memorizándolos son olvidados rápidamente si no
interviene la reflexión y la comprensión, que implica una conexión con el mundo
real y la experiencia vital del estudiante. Por ello es necesario un componente
emocional en el interior del proceso de aprendizaje, una interacción que
confronte a las personas con su propia identidad social, que provoque un
cuestionamiento del mundo y la realidad a través del pensamiento crítico, un
aprendizaje profundo que produzca cambios substanciales en la forma de
representar y actuar sobre la realidad. Y el pensamiento crítico se desarrolla
a partir del planteamiento y la resolución de problemas, porque sólo a través
de la generación de preguntas “vitales” el cerebro se sitúa en posición de
modificar las estructuras de conocimiento. Por ello el proceso de aprendizaje
debe dirigirse a la reflexión, a cómo generar respuestas y resultados a partir
del cuestionamiento y la pregunta, porque la memoria es el resultado de aquello
que se ha reflexionado y sólo a través de la formulación de preguntas es
posible que avance el conocimiento.
Y para más inri, toda reflexión debería ser prospectiva.
ResponderEliminarComo dijo el filósofo Alain, si bien recuerdo: "Pensar es decir no. Reflexionar es negar lo que creemos".
ResponderEliminarRecuerdo que cuando leí esta cita por primera vez en un libro, me noqueó, pero después, paulatina y progresivamente me fui percatando de que estaba en lo cierto.
Y es que, cada uno debe filtrar por sí mismo su propia verdad, someter todo a crítica.
Si algo a nivel mental te descoloca, es señal de que algo tienes que ve con eso.
Este último planteamiento mío se explicaría por la teoría de la resonancia o ley de la atracción.
No creo en las casualidades.
Un saludo y repito, buen blog.
Saludos.