¿Quién
es Asherah? En una primera
aproximación, es una diosa madre semítica muy antigua que ya aparece en textos
de época acadia (con el nombre de Ashratum),
hitita (Asherdu, consorte de Elkunirsa, Creador de la Tierra),
ugarítica (Athirat, creadora de los
dioses) y en textos bíblicos, como el Libro de Jeremías, con el título de
“Reina del Cielo”. En los mismos textos bíblicos aparecen unas cuarenta
referencias a Asherah, siempre en un
contexto negativo en defensa de Yahvé,
el dios único y contra la idolatría y los cultos a otras divinidades como Baal.
“[…] el rey ordenó al gran sacerdote
Helquías y a los sacerdotes suplentes y a los guardianes de la puerta que
sacaran del templo del Señor todos los objetos dedicados al culto de Baal, de
Asherah y de los astros, y los quemaron fuera de Jerusalén […] (2R
23:4)
“También demolió las casas de
prostitución sagrada que había en el interior del templo del Señor, donde las
mujeres tejían ornamentos para Asherah.” (2R 23:7)
Como
se desprende de la Biblia y de numerosos restos arqueológicos, existió en el
territorio de Palestina un culto organizado y muy popular en torno a esta
divinidad, culto que incluso fue practicado en el interior del templo de
Jerusalén, al menos desde los primeros tiempos del exilio del pueblo hebreo en
Babilonia. Según algunos autores, este culto tendría unos cuatro mil años de
antigüedad e incluso Asherah habría
sido adorada por el mismísimo Rey Salomón. Tras el exilio, sin embargo, y ya en
época monárquica, el politeísmo comenzó a ser perseguido en los albores de la
construcción de un estado centralizado, necesitado de un mito fundacional de un
primitivo Estado de Israel. Así pues, el monoteísmo bíblico de un solo Dios, Yahvé, fue un fenómeno artificial creado
por la élite hebrea que escribió la Biblia durante el exilio en Babilonia,
ejecutado posteriormente en el momento que estas élites quisieron crear una
conciencia de “Pueblo elegido por Dios” diferenciado, como autoafirmación tras
la experiencia de la conquista y la deportación a Babilonia, además de como medio de legitimación del nuevo
poder centralizado, fomentando la creencia en el monoteísmo como medio de
persistencia de la dominación y control social de la población. Pese a ello, el
culto popular politeísta, aunque fue perseguido, no desapareció sino que pasó a
la clandestinidad, sobreviviendo en ciertos aspectos del misticismo hebreo como la cábala.
¿Pero, realmente fue Asherah una divinidad por derecho propio dentro del panteón
hebreo? ¿Qué indicios llevan a pensar en una diosa consorte de Yahvé? En primer lugar, es necesario
señalar que la Biblia hebrea se refiere a Asherah
en el sentido de una divinidad, pero también como objeto de culto, en la forma
de un tronco o árbol sagrado: “No plantes
ningún árbol ni ningún Asherah [tronco sagrado], junto al altar que construirás
para Yahvé, tu Dios” (Dt 16:21). El estudio de las fuentes y restos
arqueológicos presentan a Asherah
como algo complicado de definir. Por una parte aparece una divinidad femenina,
cuya imagen parece ser de madera. Pero también se la relaciona con troncos, con
el árbol de la vida y de alguna forma se encuentra también conectada con
columnas. Su culto parece ser llevado a cabo tanto en lugares elevados, como en
bosques, en el altar de Baal o en el mismo templo de Jerusalén. Los textos se
refieren a ella tanto en singular como en plural.
Imágenes e inscripciones de Kuntillet Arjud - 1979 |
Lo cierto es que existe
controversia en torno a esta figura, entre aquellos que la consideran sólo un
símbolo sagrado y aquellos otros que, como John Day o Ruth Hestrin, la
consideran tanto un objeto sagrado como una divinidad. En 1929 fueron
descubiertos en el norte de Siria los conocidos como textos de Ras Shamra, una
serie de textos mitológicos del pueblo cananeo donde Athirat, versión ugarítica del nombre de Asherah, es presentada como una deidad muy poderosa siempre en
conflicto con el dios principal de los cananeos, El, divinidad que suele identificarse con el Yahvé hebreo. Para el investigador Frank M. Cross, Asherah sería la diosa madre creadora de
los dioses, además de la esposa principal de El. En 1979 se descubren imágenes e inscripciones en el refugio de
Kuntillet Arjud (Sinaí), donde unas inscripciones relacionan claramente a Yahvé y Asherah: “[…] Yo te bendigo delante de YHWH de Teman y su Asera". También una inscripción similar
es descubierta en Khirbet el Qom, donde igualmente se menciona a Yahvé y su Asherah. La controversia aparece a la hora de interpretar la
traducción de estas inscripciones. Para Judith Hadley, aunque el sujeto de la
bendición es Yahvé, ésta es llevada a
cabo por Asherah. Otros investigadores
(Meshel, Albright, Day, Wiggins), interpretan Asherah en el contexto de lugar sagrado (bosque o santuario). Para
William Dever, las imágenes femeninas en las representaciones pictóricas se
refieren a Asherah en calidad de
diosa, quedando manifiesta su identificación como consorte de Yahvé. La polémica continúa abierta.
El artículo es relevante para una persona motivada al estudio de la diosa madre.
ResponderEliminarNos encontramos en la Edad de Hierro y en paralelo con el surgimiento del mito hebreo de la creación (con todas sus interpretaciones posibles sobre el Génesis). Hebreos y semitas..., o sea, con toda la influencia aria.
Yo creo que el modelo patriarcal incipiente hebreo no iba a consentir ninguna adoración a los asherim o asherá (estatuillas, o más bien, árboles en sí..., símbolo del árbol de la vida) y erigidos sobre promontorios (recordando a la montaña primordial). Tal vez, eran una de las epifanías dichas figuras o árboles de la diosa madre.
Yo creo que fueron suprimidas -de modo fanático- al son de los profetas hebreos que despotricaban contra los "ídolos" (muy posiblemente dichos árboles simbólicos) porque su adoración suponía lo sagrado de la naturaleza en contraposición con el Yavhé trascendente opuesto a la naturaleza sagrada.
Para más inri, fuentes doxográficas muy bien documentadas confirman que nunca se encontró ninguna de esta figuras (posiblemente porque se encargaron de destruirlas de modo absoluto si se aceptase la probabilidad de que no fueran sólo árboles).
Tu blog es muy bueno. Saludos.
Me gustaría hacer una aclaración apologética en la parte final de mi anterior comentario sobre las figuras destruidas, es decir, la acepción Asherá (o Aserá), en la Biblia puede atribuir bien a la propia diosa o bien a su imagen iconográfica de madera tallada, empero ninguna de estas imágenes de madera sobrevivió.
ResponderEliminarSaludos nuevamente y perdón por el lapsus.
Por tus comentarios en otros artículos así como en este, deduzco que el estudio relacionado con los mitos bíblicos, hebreos, cananeos, etc., es tu especialidad. Así que me alegro de que te parezca un buen artículo, ya que escribirlo me costó bastante tiempo de documentación al tratarse de una temática en la que no "estoy muy puesto".
ResponderEliminarHallé bastante información sobre la relación entre Asherah y el árbol de la vida bíblico, relación que sólo apunté muy brevemente en el artículo por motivos de extensión. Pero es algo muy interesante.
El tema que apuntas sobre los arios, sobre la introducción de las cosmovisiones patriarcales a través de la extensión de los pueblos indo-europeos, es algo que se encuentra, cuando rascas, en casi todas las culturas desde Europa hasta la India. En Grecia por ejemplo, cuando investigas los mitos olímpicos y sus luchas contra Titanes y Gigantes, cómo los principios femeninos son transformados en bestias y monstruos primordiales que son vencidos por los héroes.
Unos temas apasionantes...
Confirmo que hablas con propiedad en toda la extensión de tu respuesta y por deferencia a mis anteriores comentarios. Me reitero en que tu artículo está muy bien expuesto, así que de nuevo, pero con otras palabras, mi más cordial "enhorabuena".
ResponderEliminarBien, después del Neolítico y gradualmente con la entrada en la Edad del Bronce y ya para cerrar el broche con la Edad de Hierro, se cargaron casi por completo la cultura matriarcal de la diosa madre (que su en su esencia, tan solo cantaba a la belleza y santidad de la vida en toda su epifanía: la naturaleza). Toda su inmanencia era divina, por contraposición a los dioses patriarcales celestes de influencia predomminante aria y semita, y donde el dios creador se había separado de su propia creación, un dios trascendente (el modelo yavhista de los hebreos, las bases del actual monoteísmo patriarcal del cristianismo), pero no inmanente. Habría mucho que decir de los opuestos "zoé-bíos", pero eso no viene al caso porque entraríamos en digresión.
En mis estudios, el único resquicio actual de la cultura de la diosa madre en la doctrina teológica oficial (otra cosa distinta son las religiones primitivas actuales y el lenguaje poético.. y hasta algunos lenguajes místicos se podrían anexionar, diría yo técnicamente hablando) subyace subrepticiamente en la personalidad arquetípica de la virgen María -en el cristianismo-, pero paradójicamente, es una pena que la Iglesia católica no la trascienda a la categoría de diosa y la deje tan solo en "reina del cielo" por decreto oficial en 1954, por así decirlo en su día. Pero bueno, hay que respetar. Como yo digo: "tú te lo pierdes", o bien, "-ellos se lo pierden-".
Por otra parte, al son de tu sabia respuesta, en efecto, los griegos permitieron con su politeísmo (siempre los he considerado más abiertos y flexibles los politeísmos que los monoteísmos..., con todo mi respeto para los fundamentalismos monoteístas, ya que, todos tienen su rama mística de increíble elocuencia, como por ejemplo, el recogimiento, el sufismo, la cábala, según la fuente doxográfica pertinente) el casamiento de sus dioses con las diosas ya existentes de las culturas anteriores, hecho que fue algo magnífico para la evolución de la consciencia en aquel espacio-tiempo (antes que la cultura de la diosa precursora quedase por completo subyugada).
Piénsese, a su vez, que a partir del éxodo en Babilonia de los hebreos, éstos se encontraron con auténticos chamanes en la cultura cananea (una cultura de la diosa madre, repito, amante de la naturaleza: todo era sagrado), que se encargaron de teñirlos de paganismo y de demonización, pero bueno, de alguna manera ya vienes a plantear tú algo similar en el proceso de transformación del bestiario griego a su manera.
De modo sincrónico, los primeros padres de la Iglesia también se encargaron gradualmente de aniquilar todas las figuras de la diosa madre en forma de paganismo y de demonios y de leviatán y de cosas por el estilo. En definitiva, una proyección de sus miedos.
Efectivamente, unos temas de construcción de una imagen arquetípica candentes y difíciles de aquilatar, pero que su estudio profundo le da un sentido tremendo a mi vida. Unos temas, como tú muy bien apostillas, apasionantes, rutilantes, sin parangón, porque pueden ser abordados desde muchas perspectivas (antropología, arte, psicología profunda, mitología...). ¿Para qué diré más?
Saludos cordiales.