lunes, 20 de septiembre de 2010

Reflexiones sobre el arte. Primera parte


¿Qué es el arte? ¿Para qué sirve? En un primer momento, muchas personas no podrían evitar asociar el concepto de arte con la idea de belleza, y en su mente se crearía la imagen de un templo griego o la escultura del David, de Miguel Ángel. Otros, en cambio, asociarían el concepto a las formas más vanguardistas de la contemporaneidad, por ejemplo, el arte digital. Los primeros acusarían a los segundos indicando que muchas de las “aberraciones” que hoy son consideradas arte no son más que eso, aberraciones producto de mentes enfermizas. Los segundos, en cambio, defenderían la libertad de creación del artista e imputarían connotaciones como “clasicista” o “retrógrado” a los primeros. Hoy recorreremos algunas interpretaciones que sobre el arte han realizado algunos pensadores modernos.

La producción de objetos artísticos ha resultado una constante desde que la humanidad tiene memoria. Para explicar las razones de esta constante, algunos autores proponen una teoría sociológica de corte marxista que explica cómo el arte responde a unas necesidades sociales de construcción y comunicación. El arte es comprendido entonces como una superestructura (Constituyen superestructuras de una sociedad ámbitos como la religión, la filosofía, la ciencia o el arte. En este último caso, las obras artísticas representan los valores y creencias del grupo social que las produce) social que depende de las fuerzas productivas y sus relaciones. Como superestructura, el arte que es producido por un grupo social pasa por determinados ciclos cuyas etapas acostumbran a ser comunes para cada uno de ellos. Pero toda clasificación del arte no deja de resultar una construcción artificial que no se cumplirá en todos los casos, ya que este concepto existe tan sólo como una abstracción de la mente humana y tanto los medios para producirlo como los parámetros que lo definen son cambiantes.

No existe una definición unívoca sobre el concepto de arte; de hecho, la noción tal como la comprendemos hoy en día, no surgió hasta el s. XVIII. Así, puede resultar sumamente difícil averiguar las características que hacen de un objeto una obra artística. Teóricos como Cirici Pellicer indican que en el mundo moderno es la función estética, las propiedades de la forma, las que permitirán considerar un objeto como artístico. Pero, en cuanto a sus cualidades estéticas, en ocasiones no existe diferencia entre un objeto cotidiano y otro artístico, por ello al análisis formal debe añadirse el estudio de otros criterios como el contexto (El contexto puede referirse a varios niveles: socio-económico, histórico, político, etc) o el contenido, porque tal vez lo más importante sea tener presente que las obras de arte no deben comprenderse como una representación de la realidad, sino más bien como la creación de una nueva, con sus propias reglas, con su propio lenguaje.

Algunas modernas teorías consideran el objeto artístico como una estructura lingüística. Uno de los errores cometidos por los teóricos del arte en todas las épocas ha sido tratar de encapsular o conceptualizarlo a través de los parámetros procedentes de su propia mentalidad y cosmovisión, con la herramienta de su propio lenguaje, sin percatarse tal vez que las obras artísticas comunican a través de un lenguaje visual cuya estructura difiere sensiblemente de nuestra lengua oral y escrita. Platón significaba el arte como imitación de la realidad y su teoría, la mimesis (Platón considera el mundo material, la naturaleza, una copia o imitación del mundo arquetípico de las Ideas. El arte, como imitación del mundo real, constituye una copia dos grados inferior de este mundo arquetípico y “real”. Platón tenía una idea negativa sobre el arte), fue superada con la aparición de la fotografía. El Renacimiento se centró en la búsqueda de una belleza sublime encuadrada en los principios morales de su época. Los filósofos Hume y Kant, buscando también la belleza, creyeron hallarla a través del “buen gusto”, de las emociones que despierta la forma bella, en su teoría estética sobre el arte. Otras hipótesis tampoco aciertan a explicar cómo transmite una obra artística su mensaje, aunque sí muestren por qué el mundo del arte acepta hoy día obras que, inicialmente y sin conocimiento de su contexto y significado, pueden resultar grotescas para gran parte de los estratos de la sociedad. Incluso aquella teoría que nos ha conducido hasta ahora, el arte como lenguaje universal, expuesta por John Dewey (1859 – 1952, filósofo y pedagogo norteamericano. Dewey entiende el arte como un lenguaje universal que expresa la vida de una cultura, pueblo o comunidad), falla cuando nos percatamos que no existe ninguna cultura totalmente homogénea, puesto que todas han estado siempre en contacto e influenciadas por sus coetáneas, contactos que afectan también a la obra artística.

(Continuará…)

No hay comentarios:

Publicar un comentario