lunes, 12 de diciembre de 2011

Las funciones sociales del fútbol. La disputa de un "clásico". II Parte


En la actualidad, los espectáculos deportivos y en concreto el fútbol son auténticos fenómenos producto de la sociedad de masas. Como fenómeno de la sociedad de consumo, puede ser por tanto utilizado por algunos para enriquecerse económicamente. Paralelamente a lo que ocurría en la civilización romana, es utilizado desde las instancias políticas para descargar tensiones sociales y desviar la atención de la población de los auténticos problemas estructurales presentes en gran parte de las sociedades. Desde el punto de vista del aficionado, por su función socializadora (La práctica y el consumo de fútbol y otros deportes constituye hoy en día un importante elemento en la integración social de los individuos, pues resulta una forma de relacionarse ya desde la infancia), suele darse una implicación emocional, un sentimiento de identificación con el equipo y el colectivo que, en ocasiones, constituye la base de una auténtica ideología o más allá incluso, casi de una religión, y de ahí se derivan consecuencias como los frecuentes estallidos de violencia entre seguidores de diferentes equipos. En esta construcción ideológica juega un papel fundamental el uso de objetos como las banderas o los uniformes, objetos que tradicionalmente se relacionaron, a nivel simbólico, con la construcción colectiva de identidades nacionales. 

Aunque la “propaganda oficial” que se “mueve” en torno a este tipo de espectáculos deportivos trata de simular una separación del ámbito socio-político del estrictamente deportivo, lo cierto es que de la observación de estos grupos de interés pueden extraerse una serie de conclusiones que trascienden lo meramente deportivo. 

España constituye un estado multinacional cuya realidad, sin embargo, no se corresponde con la ideología y la visión que se distribuye desde algunos de los principales canales de comunicación. La ideología liberal ha exaltado siempre el concepto de estado-nación unitario como valor supremo, reclamando la lealtad de los ciudadanos y postulando la soberanía absoluta para el Estado. Esta visión del nacionalismo ha implicado políticas asimilacionistas y centralizadoras que han tenido como objeto la eliminación de cualquier tipo de minoría existente dentro de las fronteras del Estado. En la realidad española, si bien desde el advenimiento de la democracia en 1979 fueron desarrollados mecanismos como el Estado de las Autonomías para tratar de eliminar el conflicto étnico entre las diferentes “nacionalidades históricas” (Cataluña, el País Vasco y Galicia) y el Estado, la fortaleza de estos nacionalismos, que en las regiones donde se desarrollan gozan de considerables atribuciones político-administrativas, continúa resultando una fuente muy real de conflicto étnico. En el caso catalán, su mayor avance en cuanto a modernización e industrialización con respecto a otras regiones de España, produjo un proceso migratorio de amplios sectores de población cuya ideología identitaria se aproximaba generalmente a la del estado-nación español. Si bien no deja de resultar una visión parcial y estereotipada que conviene utilizar con prudencia, desde la sociedad receptora, Cataluña, los inmigrantes eran vistos como elementos distorsionadores en los procesos de normalización de la cultura y la lengua propias de la etnonación*. Desde la perspectiva contraria, estos procesos pueden percibirse como actitudes xenófobas cuyo efecto es el de reforzar sus diferentes identidades regionales más en consonancia con el estado-nación. 

Continuará... 

* Término acuñado por Walker Connor, catedrático de ciencias políticas del Middlebury College, para referirse a las naciones que no poseen un estado.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Las funciones sociales del fútbol. La disputa de un "clásico".




El término “clásico”, según el Diccionario de la Lengua Española, posee varias acepciones que genéricamente se refieren al espacio de tiempo de mayor plenitud de una cultura, y específicamente a determinados periodos de la historia de las civilizaciones griega y romana antiguas. En un sentido cultural, el adjetivo “clásico” se refiere de algo que no se aparta de las reglas establecidas por la costumbre y el uso, esto es, por la tradición. En relación con esta última acepción, el término “clásico” se ha sustantivado y viene incorporando durante los últimos años, por causas que se refieren principalmente a un uso partidista difundido desde los medios de comunicación de masas, un nuevo significado concreto en España: la disputa de un encuentro de fútbol entre los dos principales equipos de la liga española: el F.C. Barcelona y el Real Madrid, en un ejemplo sobre la construcción intercultural y subjetiva de los significados.

Hoy en día resulta innegable la gran influencia social que un espectáculo deportivo concreto, el fútbol, ejerce sobre un gran número de culturas en todo el mundo. En España, esta influencia puede observarse especialmente durante la disputa de un “clásico”, cuando muchos individuos en diversos contextos aprovechan el evento para reunirse en grupos de interés y establecer una serie de relaciones sociales. Durante el presente estudio etnográfico pretendo analizar, a través del estudio de un caso concreto, algunas de estas relaciones con el objetivo de establecer las distintas funciones sociales que se derivan de la celebración de este tipo de eventos. 

El estudio fue realizado en Badalona, ciudad del entorno metropolitano de Barcelona que forma parte del cinturón industrial de la capital catalana y que históricamente fue una de las urbes receptoras de los flujos poblacionales y migraciones que, por causas diversas, se produjeron en España desde la postguerra y hasta prácticamente la década de 1980. Los individuos analizados constituyen un heterogéneo grupo humano en cuanto a su parentela geográfica, puesto que, aunque todos nacieron en Cataluña, la mayoría son descendientes de familias originarias de diversos lugares del territorio español.

El evento se celebró en el domicilio de R.R., en un distrito del extrarradio de la ciudad, quien acoge al grupo de interés en toda ocasión que se celebra un encuentro deportivo con la institución barcelonista como protagonista, domicilio y grupo humano que categorizaremos aquí como de prácticamente “peña barcelonista” no oficial, no institucionalizada si bien, su mismo carácter de no oficialidad permite la asistencia de algunos individuos seguidores del equipo rival, el Real Madrid. En primer lugar, en la reunión por “el clásico” observé diferentes elementos, frecuentes en este tipo de eventos sociales y con un marcado significado simbólico que trataré de desentrañar progresivamente, como las banderas, los uniformes o las bebidas alcohólicas, que ayudan a reforzar el sentimiento de colectividad y los lazos de afecto entre los asistentes, aunque pertenezcan a equipos rivales.

La celebración de espectáculos deportivos es una práctica que se viene realizando de forma generalizada a lo largo de la historia, cumpliendo una serie de funciones sociales. En la Grecia clásica, por ejemplo, los juegos olímpicos constituían, entre otras cosas, una preparación para el ejercicio de la guerra, en cuanto a los participantes; un importante evento ritual de carácter religioso, para las instituciones organizadoras y los asistentes al evento; o un intervalo de paz y seguridad para todos los habitantes de la Hélade en general, con la proclamación de la conocida “tregua olímpica”. En Roma, los espectáculos de gladiadores eran promovidos desde las más altas instituciones políticas fundamentalmente como medida de descarga de las tensiones sociales.

Continuará...

lunes, 24 de octubre de 2011

Los misterios de la Isla de Pascua. La ceremonia del Hombre-Pájaro


En una fecha indeterminada, probablemente a finales del s. XVI, las beligerantes tribus que poblaban Rapanui entraron en un conflicto generalizado. La opinión más común es que los isleños acabaron con todos los árboles y recursos en su afán por construir los moai. Pero esta no puede ser sino una explicación demasiado simplista que no parece ajustarse por sí sola a la realidad.

Recientes estudios indican que la escasez de recursos se produjo debido al sobre poblamiento, de unas 60.000 personas poco antes del inicio del conflicto, en una isla que actualmente acoge tan sólo a unos 4.000 habitantes. Otras circunstancias relacionadas fueron la introducción de nuevas especies, tanto vegetales como animales, agresivas con el medio, o la deforestación progresiva provocada por la creación de nuevas tierras dedicadas al cultivo. También existieron motivos de carácter político-social, el principal de ellos la rebelión de los “orejas cortas”, la clase trabajadora que aprovechó la situación de debilidad de los ariki para rebelarse. Así fue como se inició un largo y doloroso conflicto que se extendió hasta poco antes de la llegada de los primeros europeos, en 1722. Durante este tiempo se derribaron muchos moai, con la finalidad de acabar con el mana de las tribus enemigas, y el poder de los ariki declinó.

De esta época se conservan diversas leyendas que incluso apuntan a la existencia del canibalismo entre las tribus: “Un día Ha’u Tari fue a visitar a sus padres en Vai Kapua. Pasaban los días y ella no volvía. Moko á Rangi Roa salió en su búsqueda pero no la encontró. En eso una anciana lo ve pasar. Lo llama y le cuenta que hace unos días cerca de allí dos hombres habían hecho un curanto de humano…” (leyenda de Moko ‘a Rangi Roa). También otro elemento de esta época nos permite forjarnos una idea de la situación que se creó en la isla debido a las guerras, los moai kava kava (literalmente “estatuas con costillas”), unas estatuillas talladas en madera cuya finalidad era la de alejar a los aku aku, los malos espíritus, pero no hay duda de que también representan el deplorable estado físico en que se encontraba la mayoría de la población. Su misma visión resulta escalofriante, con sus rostros enjutos, las costillas salidas y los ojos hundidos, síntomas típicos de la desnutrición.

Finalizado el periodo de guerras, alrededor del año 1680, los isleños lograron una nueva estabilidad político-social con la introducción y desarrollo del culto al Tangata Manu, el “Hombre Pájaro”. El culto consistía básicamente en una ceremonia anual, celebrada en el mes de septiembre (al inicio de la primavera en el hemisferio sur), durante la que cada tribu elegía uno o varios campeones que se enfrentaban en una competición. El manutara, una pequeña especie de gaviota, criaba cada temporada en Motu nui, uno de los islotes que se encuentran frente a la costa de la isla. Así, los participantes debían descender el acantilado, arrojarse al agua y nadar unos 2 kms. hasta el islote. Allí debían hacerse con un huevo de manutara y regresar con él intacto hasta la isla. El primero en lograrlo era investido, se transformaba en hombre pájaro y su clan gobernaba hasta la siguiente temporada.

Resulta curioso que el vencedor, tras participar en una competición para la que se había entrenado duramente y durante la cual más de la mitad de los participantes solían morir, resultara recluido durante el resto del año en una caverna, con el tapu o prohibición, penado con la muerte, de que nadie pudiese ni siquiera acercarse a él. En opinión del guía local que me acompañó durante mi visita a la isla, esta prohibición se instauró simplemente como medida de protección contra las envidias de los clanes rivales.

La ceremonia del Tangata Manu estuvo practicándose hasta la década de los 60 del s. XIX. La introducción del cristianismo, los esclavistas procedentes del Perú, las enfermedades y los piratas provocaron la casi extinción de la etnia rapanui (un censo efectuado en la isla en 1877 contabilizó tan sólo 111 personas). Se perdió el secreto de su escritura y muchos elementos de su cultura hasta la anexión de Rapanui a Chile en 1888.

lunes, 3 de octubre de 2011

Los misterios de la Isla de Pascua. Segunda parte - Los moai


Si por algo es conocida la Isla de Pascua es por las monumentales y enigmáticas estatuas que se erigen a lo largo de toda la costa, los famosos moai. Talladas en toba volcánica, todas ellas diferentes y cuyos ojos parecen observarnos indiferentes al paso de los siglos, cualquier persona sensible no puede sino sobrecogerse ante ellas.

Antes de hablar sobre ellos, es preciso comprender primero dos conceptos o principios sobrenaturales complementarios que organizaban gran parte del orden social de la cultura rapanui, y que también se hallan presentes en el resto de culturas polinesias: Mana y Tapu.

Mana, literalmente “fuerza” o “poder”, es la energía o poder espiritual que animaba gran parte de las actividades de la vida cotidiana. El mana es, en principio, un atributo del ariki, es el poder espiritual de la tribu concentrado en la persona de su rey, que le inviste de la potestad necesaria para gobernar y dirigir el clan (por ejemplo, sería el poder que permite al rey ordenar la muerte de un individuo de su tribu). En un segundo sentido, mana se refiere también al poder personal o la fuerza interior de un individuo. Un pescador, por ejemplo, si es bueno en su trabajo y pesca muchos peces, lo es en virtud de su mana.

Tapu, término del que deriva nuestro concepto de tabú, es una “prohibición sagrada” que se mantiene gracias al mana investido del rey, y su violación conllevaba duras penas que podían incluir la muerte. Algunos tapu podían referirse a lugares, como la prohibición de pisar los centros ceremoniales (ahu) donde se erigían los moai (curiosamente, hoy en día este tabú en particular se mantiene, aunque por motivos de conservación del patrimonio cultural…). Otros se referían a personas, como el simple hecho de tocar al rey sagrado, investido de mana.

Los moai, el logro arquitectónico más importante de la isla, representaban a los antepasados o ancestros de los ariki o jefes tribales. En el momento que eran erigidos sobre los ahu o plataformas ceremoniales y se les incorporaban los ojos, los isleños consideraban que cobraban vida, comenzaban a emitir mana, expresado a través del ariki en el plano terrenal; en otras palabras, los moai eran la fuente del poder espiritual que organizaba y protegía al clan, y es por ello que siempre se erigían mirando en dirección hacia el poblado, nunca en dirección al mar. En el momento de mayor esplendor cultural, entre los s. XII y XVII, algunos de estos centros ceremoniales adquirieron gran complejidad y tamaño. Esto se debe a que el prestigio y poder de cada linaje quedaba reflejado en la maestría del tallado y el tamaño que podían alcanzar las estatuas (la más grande de ellas, aunque jamás llegó a erigirse sobre un ahu, se encuentra a medio tallar en la cantera de Rano Raraku y mide 21 metros, llegando a pesar más de 70 toneladas).

Uno de los mayores misterios en torno a los moai se refiere a su tallado y método de transporte a lo largo de la isla. Si bien la arqueología ha llegado a un consenso respecto al primer punto, puesto que hoy sabemos que las estatuas se tallaban directamente en la roca volcánica de la ladera del volcán Rano Raraku, a mano y utilizando unas azuelas de basalto denominadas toki, no ocurre así con los métodos para su transporte y erección. La teoría comúnmente aceptada indica que eran transportados tumbados sobre un lecho de troncos que facilitaban su arrastre, constituyendo este último punto uno de los motivos que intentan explicar la deforestación de la isla.

Pero algunos indicios desmienten esta teoría, puesto que sabemos que a lo largo de los senderos que utilizaban para su transporte se encuentran abandonadas estatuas situadas en ocasiones boca arriba o en otras boca abajo, lo que indicaría que las desplazaban en posición vertical, balanceándolas mediante trípodes y cuerdas. Esto concordaría con las tradiciones orales rapanui, pues incluso hoy en día los isleños señalan que los moai llegaban “caminando” hasta los ahu, levitando gracias al poder mágico del mana. En opinión de la mayoría de arqueólogos, en cambio, no podían transportarse erguidos, puesto que el material utilizado para su construcción, la toba volcánica, se encontraría muy dañada en su base tras el proceso de transporte. Pero, en opinión del guía local que me acompañó durante mi visita y atendiendo al sentido común, los moai que hoy en día se encuentran en la cantera y que nunca salieron de ella poseen una base bastante más larga que las estatuas que llegaron a erigirse en una plataforma ceremonial, hecho que podría indicar que eran arreglados justo antes de su erección. Además, este método también explicaría por qué existen moai tumbados boca abajo, puesto que sabemos que los isleños abandonaban las estatuas que sufrían algún daño durante su tallado o transporte, porque consideraban que ya no podrían emitir mana.

Continuará...


jueves, 15 de septiembre de 2011

Los misterios de la Isla de Pascua. Primera parte


La Isla de Pascua, situada en el Pacífico Sur, a unos 3500 kms. al oeste de la costa chilena, es uno de los puntos del planeta que más ha suscitado la imaginación de Occidente, probablemente por su total aislamiento y sus conocidas estatuas monumentales, los moai, obras arquitectónicas sin igual en el resto del mundo. Aunque sucesivas investigaciones científicas han revelado algunos de sus secretos, gran cantidad de detalles sobre su cultura, su escritura o sus propios orígenes continúan resultando del dominio de la especulación. Incluso su propio nombre, Rapa Nui, adoptado actualmente por los isleños y que literalmente significa “resplandor”, no es el original. Ni siquiera aquel otro conservado por la tradición oral rapanui, Te Pito O Te Henua, “el ombligo del mundo”, parece ser el original, puesto que no se registró hasta el año 1873. Lo más probable, aunque no deje de resultar una mera especulación, es que los antiguos isleños se refirieran a su hogar simplemente como Te Kainga, “La Tierra”, la única tierra que realmente conocieron. Ni que decir tiene que Isla de Pascua, nombre dado a la isla por los primeros exploradores europeos que avistaron sus costas, precisamente el Domingo de Resurrección del año 1722, resulta totalmente inapropiado para referirse al hogar de los isleños actuales.

Investigaremos ahora algunos de los misterios en torno a los orígenes de los primeros pobladores de Rapa Nui.

Cuenta la tradición oral que el mítico continente de Hiva, hogar ancestral del pueblo rapanui, sufrió una serie de catástrofes naturales que amenazaban con su total desaparición. Es por ello que Hau Maka, chamán del ariki (rey) Hotu Matu’a, en una visión inspirada por el dios creador Make Make, vislumbró una nueva tierra donde su pueblo podría refugiarse, Te pito ó te henua, el ombligo del mundo, la tierra más alejada de cualquier otro punto habitado del planeta. El ariki envió entonces a siete exploradores para que viajaran hasta la nueva tierra y regresaran luego a informar sobre las posibilidades de su colonización. Así, dos exploradores permanecieron en la isla, mientras que los otros cinco regresaron para informar al rey. Hotu Matu’a inició su traslado a la nueva tierra con todo su séquito en dos grandes pahi o canoas dobles. Una vez desembarcados, Hotu Matu’a se convirtió en el primer rey de Rapa Nui y fijó su residencia en el sector de Anakena, la única playa de la isla. Poco antes de su muerte, repartió las nuevas tierras entre sus hijos y así se formaron las distintas mata o tribus.

No se sabe realmente dónde se encontraba el mítico continente de Hiva, si es que realmente existió alguna vez, ni cuál es exactamente la procedencia de los primeros pobladores de la Isla de Pascua. Recientes estudios antropológicos y lingüísticos, además de otros que han identificado semejanzas en las cadenas del ADN isleño, señalan el parentesco rapanui con el resto de pueblos polinesios del Pacífico, mostrando una probable procedencia desde las islas más australes de la Polinesia Francesa. Pero, si bien es cierto que existen evidentes conexiones culturales con el resto de pueblos polinesios, por ejemplo, en el ámbito de sus creencias religiosas, un guía local me señalaba, en mi reciente visita a la isla, las evidentes diferencias físicas entre las dos etnias que originalmente poblaron Rapa Nui. Estas dos castas o etnias, denominadas como “orejas largas” y “orejas cortas”, presentaban evidentes diferencias morfológicas. Los “orejas cortas”, que los relatos tradicionales asimilan con las clases trabajadoras, o tal vez incluso eran esclavos, presentan unas evidentes características físicas que posibilitan un parentesco, por ejemplo, con los maorís neozelandeses o los pobladores nativos de las islas hawaianas. Por el contrario, los “orejas largas”, las clases gobernantes durante los periodos más antiguos del poblamiento de la isla, presentan unas características físicas totalmente diferenciadas de cualquier cultura polinesia, que se hacen más evidentes mediante la observación de sus rostros alargados y rectangulares, similares a aquellos tallados en las famosas estatuas denominadas moai. Actualmente la etnia rapanui, que estuvo a punto de desaparecer a finales del s. XIX debido a la piratería, las enfermedades y los esclavistas peruanos, resulta una mezcla de ambas etnias originales diferenciadas, pudiendo nacer en una misma familia individuos con unas características morfológicas similares a una u otra etnia, y es evidente que cualquier estudio de ADN dará como resultado un parentesco con los pueblos polinesios. El resultado, entonces, es el mismo, no se conoce la procedencia real del pueblo rapanui, como mínimo el de su etnia gobernante, los “orejas largas”, los constructores de moai, unas esculturas monumentales sin parangón ya no en la Polinesia, sino en cualquier otro punto del planeta…

Continuará...

lunes, 18 de julio de 2011

Arte y mitología en Mesopotamia. Segunda parte. La Torre de Babel


Aunque Mesopotamia no constituyó nunca una unidad política al estilo de Egipto, sí comparte con el país del Nilo una misma cosmovisión en cuanto a la concepción sobre el tiempo cíclico y, sobre todo, del espacio sagrado. En este sentido sus construcciones son un reflejo del cosmos ordenado. Las ciudades reproducen el orden celeste y los templos simbolizan el Axis Mundi, el eje o “centro del mundo”, arquetipo del origen de la creación y símbolo presente en la cosmovisión de casi todas las culturas del mundo antiguo, que une y permite la comunicación de las tres esferas, el cielo, la tierra y el inframundo. Gracias a este eje, por ejemplo, los dioses pueden descender a la tierra y los hombres ascender al cielo. Este es el significado de pirámides y zigurats.

El zigurat es una torre cuadrada de varios pisos escalonados o terrazas superpuestas de dimensiones decrecientes hacia arriba, en cuya cima se encuentra un santuario. Las caras se orientan hacia los cuatro puntos cardinales y se sube a los diferentes niveles por medio de una rampa que rodea los cuatro lados, o por dos escaleras simétricas que trepan por el frente o los laterales. En su construcción se empleaban materiales muy ricos: mármol, alabastro, lapislázuli, oro y cedro, aunque la pieza básica en su construcción fue el ladrillo de arcilla moldeado y secado al sol, debido a la geografía de la zona y su escasez en bloques de piedra. Aparecieron por primera vez durante el periodo neosumerio, a finales del III milenio a.C., derivando del antiguo templo sumerio y pudiendo elevarse hasta una altura de siete o incluso ocho pisos. A diferencia de las pirámides egipcias, no contienen cámaras internas, son macizos. Servían como lugares de culto y de adivinación (Es famosa la ciencia astrológica y adivinatoria mesopotámica). Como señalábamos antes, su función correspondería con el de la Pirámide Escalonada de Saqqara, en Egipto, donde la escalera permite al hombre elevarse a los planos divinos y a las fuerzas divinas descender al mundo terrestre.

Del templo del dios Marduk y su zigurat en Babilonia, más conocido por el nombre bíblico de Torre de Babel, no han llegado hasta nuestros días más que algunos restos de sus cimientos, así que debemos conformarnos con las descripciones que de él hicieron viajeros e historiadores como el griego Herodoto en el s. V a.C. Así describe Herodoto el edificio: “El santuario de Zeus Belo (Marduk), con las puertas de bronce, que todavía duraba en mis días, es un cuadrado de dos estadios (1 estadio = 185 metros) de lado. En medio del recinto hay una torre maciza que tiene un estadio de largo y otro de ancho. Sobre esta torre se levanta otra, y sobre ésta una tercera, hasta llegar a ocho torres. La escalera que lleva a ellas está construida por fuera, en círculo, alrededor de todas las torres, y a la mitad de la escalera hay un rellano con asientos donde descansan los que suben. En la última torre se encuentra un gran templo y dentro del templo hay una gran cama, muy bien puesta, y a su lado una mesa de oro. No hay allí ninguna estatua del dios, y ningún ser humano puede quedarse de noche, excepto una sola mujer, hija del país, a quien entre todas escoge el dios (…) En el recinto sagrado de Babilonia hay abajo otro templo, donde se halla una gran estatua de oro de Zeus (Marduk) sentado; junto a ella hay una gran mesa de oro, y el trono y el pedestal son también de oro, y el conjunto, según dicen los caldeos, está hecho con 800 talentos de oro”*.
*Herodoto, Historias, I, 181-183

lunes, 4 de julio de 2011

Arte y mitología en Mesopotamia


Mesopotamia, el territorio comprendido entre los ríos Tigris y Éufrates, en el actual Irak, nunca fue una unidad política al estilo de Egipto. Mientras que la egipcia fue una cultura muy homogénea tanto étnica como culturalmente, la mesopotámica se caracterizó por una heterogeneidad étnica y una homogeneidad cultural. Sumerios, acadios, babilonios, asirios, caldeos o persas, todos tuvieron sus momentos de esplendor a lo largo de la historia, pero la literatura, los mitos y creencias religiosas originales se transmitieron sin substanciales alteraciones de una nación a otra a través de los siglos. Por ello, aunque fijaré la mirada en asirios y caldeos para comentar su panteón religioso y sus mitos, el hecho de que la raíz de esta religión ya proviniera de los tiempos de los sumerios, a finales del IV milenio a.C., permite ilustrarla en un sentido más general.

En Asiria y Babilonia existieron dos tríadas básicas de divinidades, recogidos desde los antiguos tiempos de Sumer y Acad, la tríada de los dioses cosmológicos y la tríada de los dioses astrales .

Dioses cosmológicos:

- Anu es el dios del cielo, en origen la divinidad suprema. Era adorado en la sumeria ciudad de Uruk, pero su culto fue suplantado por el de su hija Ishtar, ya que Anu es un dios oculto que no se preocupa de los asuntos terrenales y humanos.

- Enlil es el dios de la tierra. Se le veneraba en Nippur. Es una divinidad a menudo iracunda a quien se atribuye la catástrofe del diluvio.

- Ea es el dios del abismo, de las aguas primordiales sobre las que flota el mundo. Es también la divinidad patrona de las ciencias, de la sabiduría y la inteligencia, un héroe civilizador y protector de la humanidad.

Dioses Astrales:

- Sin, dios de la Luna venerado en la ciudad de Ur, era considerado también un dios de sabiduría. Se le representa como un hombre casi anciano, con una larga barba de lapislázuli, tocado con una tiara y con una luna creciente. También era un dios del tiempo porque regulaba el calendario lunar.

- Shamash, dios del sol, simbolizaba la justicia y era el guardián de las leyes.

- Ishtar era la personificación de la fertilidad y la fecundidad. Era diosa del amor pero también de la guerra.

Durante las épocas asiria y babilónica cobraron relevancia dos nuevas divinidades, que no existían durante el periodo sumerio-acadio, consideradas de tipo “políticas”, ya que Marduk, divinidad local de Babilonia, fue elevado a la categoría de rey de los dioses. Marduk es un dios civilizador, patrón de la medicina y la magia y protector de la humanidad. Junto a él, Assur, divinidad local de la ciudad asiria del mismo nombre, también fue elevado al rango de divinidad suprema cuando Asiria se convirtió en un imperio poderoso.

En cuanto a los mitos mesopotámicos, dos son tal vez los más importantes: el Poema de la Creación y la Epopeya de Gilgamesh.

- El Poema babilónico de la Creación , conservado en siete tablillas procedentes de la biblioteca de Assurbanipal, último “gran rey” asirio que gobernó entre 669 y 627 a.C., en Nínive, narra la cosmogonía, la creación del universo, las luchas entre dioses por la supremacía y la creación del hombre.

 
- La Epopeya de Gilgamesh, cuyo origen se remonta al III milenio a.C., durante el periodo sumerio, la obra más conocida de la literatura mesopotámica, narra las aventuras del rey de Uruk con su amigo Endiku durante una serie de expediciones heroicas. De regreso a Uruk, la diosa Ishtar trata de seducir a Endiku y, al verse rechazada por él, los dioses decretan su muerte. Gilgamesh emprende entonces la búsqueda de Utnapishtim, ancestro lejano que sobrevivió al diluvio universal y que conquistó la inmortalidad. Tras un arduo viaje, el héroe encuentra a su ancestro, quien le muestra que para conquistar la inmortalidad deberá hallar una planta milagrosa en el fondo del mar. Gilgamesh encuentra la planta, pero una serpiente se la roba. Como consuelo, consigue de los dioses que al menos el alma de Endiku pueda regresar brevemente al mundo de los vivos para conversar con él. Endiku describe el lúgubre reino del inframundo y el poema finaliza con un abrumador pesimismo hacia el más allá.
 
Continuará...

miércoles, 15 de junio de 2011

Indignados


Quiero dedicar este post al reciente “movimiento 15-M” o “movimiento de los indignados” en España, un curioso e inesperado fenómeno que parece haber nacido espontáneamente y que agrupa a ciudadanos pertenecientes a diversos grupos de edad y escala social en una pacífica protesta que, en cierta forma, ha tomado como modelo aquellas otras que afectaron recientemente a diversos países del mundo árabe, principalmente Egipto y Túnez. Gracias a internet y las redes sociales, un heterogéneo grupo de colectivos se movilizó, tomando las plazas de las principales ciudades españolas de forma pacífica, para protestar y debatir propuestas ante la aguda crisis, no sólo económica, creada desde los poderes económicos y políticos y cuyas consecuencias recaen principalmente sobre la población más desfavorecida.

No pretendo investigar aquí todas las causas, motivos o reivindicaciones de este movimiento, tan sólo reproducir y comentar unas pocas ideas que captaron mi atención, extraídas de diversas fuentes afines al movimiento, y que considero muy interesantes.

Nos estamos uniendo para que crezca la consciencia de humanidad que hay en todos nosotros.

Estamos cansados que nos engañen y nos manipulen desde los medios de comunicación. Mucha gente piensa que el cambio no es posible. Pero el cambio ya ha empezado. Todos tenemos dentro un corazón, y todos debemos pensar más con el corazón, y vivir en una cadena de favores, ayudándonos los unos a los otros. Debemos evolucionar, ser mejores personas, debemos pensar más en lo realmente importante: la vida, el amor, la libertad y la felicidad, y menos en lo material.

Tiene que ser una evolución de la humanidad, y empieza por cada uno de nosotros mismos; sabemos más de lo que creemos. Somos nuestros propios dioses. Si realmente existe algo superior, debe estar dentro de cada uno de nosotros…

Sé realista, sueña con lo imposible… Abretumen-t

Si por algo captaron mi atención las reivindicaciones del 15-M es por su enfoque “conciencial” y humanístico, por su esencia pacífica y su voluntad de no limitarse a resultar una simple protesta, aportando propuestas que ayuden a mejorar nuestras relaciones sociales.

Aunque el movimiento ha gozado de una cierta atención mediática, desde los ámbitos de la política parece desprenderse una total indiferencia ante la importancia del creciente malestar en nuestra sociedad. Es posible que el mismo carácter humanístico que se encuentra en la base del pensamiento de “los indignados” sea percibido como demasiado utópico y carente de importancia desde las esferas de los poderes económicos y políticos, ya no sólo de nuestro país, sino de la cada vez más interconectada sociedad mundial.

Es cierto que en estos momentos todavía nos hallamos ante un reducido movimiento de influencia más bien escasa. Como toda criatura en sus primeros instantes de vida. Pero, como se indica en las líneas reproducidas anteriormente, el cambio ya ha empezado. Las ideas sobre la “nueva conciencia” llevan ya un tiempo entre nosotros, extendiéndose, influyendo sutilmente cada vez a más personas.

Los teóricos del materialismo económico y cultural piensan que los cambios sociales no pueden originarse en la conciencia, pues para ellos las ideas son tan sólo un reflejo mental colectivo que se forma posteriormente a los cambios en las estructuras sociales derivadas de las pugnas por el control de los medios de la producción económica. Pero estas posturas olvidan que toda evolución es un proceso que se produce a todos los niveles. La actual crisis económica sólo ha resultado un elemento clave que ha posibilitado una manifestación de esa “nueva conciencia” bajo una forma definida. El otro elemento clave es la evolución de las nuevas tecnologías, fundamentalmente internet y las redes sociales. Visiones transculturales como el llamado paradigma holístico, que a grandes rasgos propugna la interconexión e interrelación de todo lo existente, de todos los seres, y que se hallan arraigadas en el pensamiento de la “nueva conciencia”, no tendrían sentido sin internet y sus posibilidades de interacción a nivel global. Las más modernas corrientes de la psicología o la antropología utilizan el modelo de interconexión en red entre los individuos para formular sus teorías sobre el comportamiento y las relaciones humanas en sociedad.

Es por todo ello que bien harían las clases dirigentes en prestar su debida atención a este movimiento que nace, puesto que las ideas que lo sustentan ya se encuentran enraizadas en la conciencia de muchas personas. Todo cambio es un lento proceso de adaptación ante unas situaciones novedosas. No podemos esperar que el cambio se produzca en poco tiempo, debemos tener paciencia puesto que, desgraciadamente, la historia nos enseña la facilidad con que se corrompen las “altas ideas” y las situaciones degeneran en violencia y sufrimiento para toda la sociedad. Pero nuestros gobernantes también deben comenzar ya por hacerse eco de algunas de las propuestas surgidas de las “asambleas ciudadanas” celebradas en las plazas de nuestras ciudades.

Por fin un soplo de aire fresco en la adormilada sociedad del ocio, el consumo y los reality-show…

miércoles, 25 de mayo de 2011

La ciudadela medieval de Carcasona. Segunda parte


Después de la reconquista de los cristianos se inauguró la época feudal, durante la cual los nobles de Carcasona, la dinastía de los vizcondes de Trencavel, gozaron de una amplia autonomía, sucediéndose durante más de 300 años hasta Raymond-Roger Trencavel. Fue en este momento histórico, alrededor de los siglos XII-XIII, cuando en la región del Languedoc, de la que Carcasona fue una de sus capitales más importantes junto con Toulouse y Narbona, se desarrolló la que conocemos como “herejía albigense”. Sus seguidores eran llamados cátaros, aunque ellos nunca se denominaron a sí mismos con este nombre, u hombres buenos. Fundamentalmente maniqueístas, pensaban que el mundo se dividía en dos corrientes opuestas, la del bien y la del mal. No creían en la muerte de Jesús a manos de los romanos, por ello nunca usaron el símbolo de la cruz. Los sacerdotes cátaros eran "los perfectos" u "hombres puros". Con sus largos trajes negros recorrían los caminos ayudando a quien lo pidiera. Para ello llevaban siempre una copia del Evangelio de San Juan, el único auténtico en su concepción del cristianismo. Con esa filosofía de vida y la austeridad y total desapego de las riquezas materiales de la que hacían gala, se ganaron las simpatías de caballeros, nobleza y del pueblo llano, donde eran aceptados plenamente. Algunos de los señores feudales de la zona, como el conde de Foix y el vizconde de Béziers los apoyaron plenamente, y el mismo Raimond-Roger Trencavel fue uno de los personajes más importantes dentro del catarismo. En el mundo de opresión e injusticia de la baja Edad Media, su filosofía liberadora se extendió a casi toda Europa, con miles de adeptos en Francia, Alemania, Italia y España, lo que provocó la reacción de Roma. El Papa Inocencio III los declaró secta herética y en enero de 1208 comenzó la cruzada albigense contra los enclaves cátaros.

En 1209, tras dos semanas de sitio, Carcasona fue vencida por las huestes de Simón de Montfort, comandante del ejército cruzado, que conquistó la plaza gracias al engaño, pues hizo capturar al vizconde Raimond-Roger cuando éste salió de la fortaleza con el fin de parlamentar. El dignatario fue encarcelado y poco más tarde murió de disentería. Con esta “fácil” ocupación y la posterior derrota y muerte de Pedro “el Católico”, rey de Aragón que acudió en defensa de sus vasallos occitanos, durante la batalla de Muret en 1213, Montfort convirtió la cruzada en su personal “negocio”, repartiéndose las tierras de los vencidos con el clero católico y los nobles franceses.

Terminada la Edad Media, y como casi todos los monumentos de aquella época, la ciudad fue abandonada, sus piedras reutilizadas para otras construcciones y sus torres aprovechadas como garajes, cuadras o talleres. Afortunadamente, el historiador Jean-Pierre Cros-Meyrevieille y en especial el arquitecto Viollet Le Duc promovieron a mediados del siglo XIX la conservación y rehabilitación de la ciudad. En 1844 comenzaron las obras de restauración de la Iglesia de San Nazario, a la que siguieron en 1853 las de las fortificaciones.

Actualmente la “Cité” ha sobrevivido como centro turístico de la región del Aude, con sus estrechas callejuelas repletas de restaurantes y comercios, pero sin duda una parte del antiguo espíritu occitano aún perdura, pues no en vano aquellas personas de alma elevada son capaces de revivir en su fuero interno aquella época legendaria cuando pasean por entre sus murallas.

Artículo publicado originalmente en la revista El mundo de Sophia, número 32

lunes, 9 de mayo de 2011

La ciudadela medieval de Carcasona


En la región francesa del Aude, a 160 Km. de la frontera española, se halla la gran fortaleza medieval de Carcasona. Declarada Patrimonio de la Humanidad en 1997, es la mayor ciudad amurallada que se conserva en Europa. Por eso no es de extrañar que cuando se contemplan sus imponentes murallas, se penetra en la ciudad por la “puerta Narbonesa” o se visita la basílica gótica de San Nazario, se quede uno sobrecogido por su majestuosidad, sintiendo cómo el alma es transportada a un tiempo de leyenda donde brillantes caballeros occitanos se enfrentaban a las malvadas huestes del ejército cruzado para proteger su ciudad, sus creencias y su forma de vida. Pero, ¿cuándo fue erigida una ciudadela tan formidable como la “Cité”? (ciudad medieval amurallada)

Los primeros asentamientos se produjeron hacia el siglo VI a.C., como demuestran las excavaciones arqueológicas que han localizado restos de cabañas construidas por los Iberos; pero fueron los romanos, tras su conquista de la región de Narbona el año 122 a.C., quienes construyeron las primeras murallas. La situación estratégica en que se ubica la ciudad la convirtió en un importante objetivo de conquista durante las distintas épocas de la historia. Como consecuencia de esto, las fortificaciones sufrieron continuas ampliaciones y mejoras para adaptarse a la evolución de las técnicas de guerra.

Tras los romanos llegaron los francos y más tarde los visigodos. A esta época pertenece una de las leyendas sobre el Grial, el sagrado objeto que según algunas teorías pudo formar parte del tesoro de Salomón y que los romanos robaron de Jerusalén el año 70 d.C. Posteriormente, el rey visigodo Alarico lo llevó consigo a Carcasona, tras el saqueo de Roma en el 410 d.C. El tesoro, además de grandes reliquias religiosas, estaría formado por miles de monedas de oro y plata de varias épocas que pudieron ser las que trasladaron los cátaros a lugar seguro un año antes del asedio al castillo de Montsegur, su último bastión. Algunos investigadores relacionan este tesoro con el que habría descubierto a finales del s.XIX Bérenger Sauniére, párroco de la cercana villa de Rennes-le-Château, que se hizo muy rico en extrañas circunstancias...

En el año 725, los sarracenos tomaron Carcasona. De este período se conserva un relato sobre el origen del nombre de la ciudad. Según se cuenta en varias canciones compuestas por trovadores varios siglos después del acontecimiento, el emperador Carlomagno decidió reconquistar Carcasona para los cristianos asediándola hasta que los defensores capitularan por la falta de provisiones. En el momento más crítico, tras cinco largos años de sitio, la mujer del rey sarraceno Balaack, la Dama Carcás, tuvo la brillante idea de arrojar desde una de las torres el último cerdo vivo que les quedaba, engordado además con los también últimos granos de trigo. Esta estratagema surtió el efecto deseado y Carlomagno, desanimado, abandonó el cerco. Mientras se retiraban, la Dama hizo sonar los clarines de la victoria y uno de sus comandantes le hizo al emperador la siguiente observación: “Carcàs sona!” (Carcás suena).

Continuará...

Artículo publicado originalmente en la revista "El mundo de Sophia", número 32

martes, 26 de abril de 2011

¡La psicología está de moda! Cuarta parte


Comprendo que esto último pueda resultar algo confuso, así que os pondré un ejemplo. ¿Cuál sería la actividad principal, el motivo último de ir al instituto cada día? Podríamos decir que aprender una serie de conocimientos que nos preparan para nuestra posterior vida profesional, pero tal vez para vosotros ahora mismo el objetivo principal sea aprobar los exámenes de junio y punto. Y así mismo, antes de presentaros al examen de la asignatura de psicología tendréis que haber superado la evaluación de un resumen sobre esta charla. Como podéis comprobar, existen varios niveles en la cadena de actividades generales y acciones concretas, entrelazándose unas con otras. La acción concreta “escribir un resumen” tiene como objetivo “aprobar un trabajo”, pero por sí sola no permite alcanzar aquello que motivó la acción “aprobar la asignatura”. Así mismo, para escribir un resumen necesitamos unos instrumentos, papel y boli, o un ordenador, además de realizar una serie de operaciones mentales que pueden referirse a la percepción, escuchar esta charla, la memoria, para recordar los conceptos que se explicaron, o el pensamiento, para comprenderlos y saber resumirlos.

Pero acudir al instituto no representa sólo el aprendizaje de una serie de conocimientos intelectuales que podrán sernos de mayor o menor provecho en el futuro. Es precisamente durante los años de instituto, en la adolescencia, cuando acaban de definirse y adoptarse definitivamente aquellos roles y actitudes que nos definirán, a ojos de los demás, como personas el resto de nuestras vidas. Desde este punto de vista, la actividad principal podría etiquetarse como “aprendizaje social de la conducta”. En esta actividad compartida, cada uno de nosotros realiza sus propias acciones dirigidas a objetivos concretos y con las herramientas de que dispone para relacionarse con los demás. Tal vez alguno de vosotros, seguramente influido por una familia de carácter tranquilo, unos padres con gusto por la lectura, las artes o el estudio, dispondrá de una herramienta más eficaz que la mayoría de sus compañeros para relacionarse con su entorno: la memoria y la inteligencia. Además, el carácter tranquilo de sus padres le habrán hecho tímido y reservado. La sociedad, por medio de sus compañeros, le asignará el rol de “empollón”. En el caso contrario, tal vez una familia con un carácter más agresivo proporcionará a su hijo otro tipo de herramienta: la osadía. Desde luego, dependerá de otros factores que este individuo se convierta en un “abusón”, pero sin duda resulta una posibilidad muy real. Espero que la próxima vez que os dispongáis a etiquetar a uno de vuestros compañeros, como mínimo recordéis esta charla y reflexionéis sobre ello.

Para finalizar la exposición, volveré sobre el tema de la publicidad consumista y veremos cómo los anuncios televisivos se han vuelto mucho más peligrosos durante la última década. La publicidad utilizaba originalmente el método conductista de estímulo-reacción para tratar de condicionar nuestra conducta, como vimos con el ejemplo del coche y la chica. Pero a partir de los años noventa, si bien los intentos de condicionamiento continúan teniendo una base conductista, la psicología social ha proporcionado nuevas herramientas que han convertido la publicidad en algo aún más efectivo. Recordad que el conductismo está limitado a la parte más animal de nosotros mismos, pero que las corrientes posteriores se centraron más en la mente humana y su funcionamiento. Por tanto, si la sociedad y la cultura son quienes crean y definen nuestra mente, los estímulos que se utilizan se enfocarán precisamente a este tipo de procesos mentales. Los anuncios ya no se limitan a estimular la conducta de determinados sectores restringidos de nuestra sociedad (recordad, hombre joven en plenitud de sus facultades sexuales en el ejemplo del coche). Ya no se limitan a explotar las necesidades básicas de supervivencia del hombre (alimentarse, vestirse, desplazarse,…). La publicidad actual asocia sus estímulos con esquemas que se encuentran presentes en la mente global de toda la sociedad. Ideas que definen nuestra cultura, como la libertad, la democracia o el bienestar. Así, el producto que se desea vender es asociado con alguna de las ideas que permanecen invariablemente en la mente del colectivo, por ejemplo, la idea de libertad. Aunque esto resulte una falsedad, la constante repetición del anuncio provoca en la mente un efecto inconsciente de rutinización, un condicionamiento, es decir, con el tiempo la mera imagen o mención del producto es realmente asociada por el individuo a una idea, tal vez un estilo de vida, y una necesidad, el deseo de poseer ese “bien” material para satisfacer un deseo de bienestar. A la luz de lo expuesto, y retomando por última vez el ejemplo de los anuncios de coches, reflexionad, por ejemplo, en los efectos que os produce la siguiente frase: “¿Te gusta conducir?”

Bien, ha sido un placer para mí intentar transmitiros un pellizco de las posibilidades que ofrece la psicología. Espero que continuéis disfrutando con el resto de actividades que os ofrecemos en estas jornadas. Muchas gracias y hasta pronto.